Destinos entrelazados en una tormenta de verano

Era una tarde de tormenta de verano, una de esas que te envuelve en un calor húmedo y te hace sudar incluso sin mover un dedo. Estaba sola en casa y la lluvia golpeaba con fuerza en los ventanales del salón, creando un escenario perfecto para una tarde tranquila. Mis ojos recorrieron la estantería donde guardaba mis viejos CD's, llenos de música romántica y recuerdos de otros tiempos. De repente, mis dedos se detuvieron en uno en particular: "Luis Miguel Romances". Una sonrisa curvó mis labios al recordar todas las veces que había escuchado ese disco. Sin pensarlo dos veces, lo saqué y lo puse en la discreta torre multimedia. Pronto, la voz seductora de Luis Miguel llenó la habitación. Me recosté en el sofá, dejándome llevar por la melodía y la tormenta que rugía afuera. Cómo resistirme a su dulce voz y a sus palabras: 'Bendito Dios, porque a tenerte yo en vida, no necesito ir al cielo tisú, si alma mía, la gloria eres tú'". Cada palabra, cada nota reso...