No hay adiós, solo regreso
Hoy te dejamos en esta tierra
que fue refugio de tus pasos,
en los veranos infinitos de nuestra niñez,
en los veranos de amor y alegría junto a tu esposa e hijos.
Donde los árboles guardan tu calor,
donde el Moncayo se alza en cobijo
y la Virgen susurra tu nombre al viento.
Entre montañas y cielos abiertos,
donde el rebaño sueña y el aire canta,
dejamos tu esencia, hermano,
como semilla que nunca se apagará.
Que el Moncayo te abrace,
que la tierra te guarde,
que el viento lleve tu nombre.
No te vas: vuelves al todo,
a la raíz, al agua, al sol.
Tus cenizas son camino
y tu recuerdo, eterno cielo.
Hoy no hay adiós, hay abrazo.
Siempre estarás en nuestros corazones
y en nuestra memoria.
Tú hermano estará feliz de cómo lo recordáis y cómo lo relatas.
ResponderEliminarEs un precioso y emocionante adiós
Un abrazo amiga , un beso familia.