Susurros al oído
Esta noche, tu nombre es un susurro
que recorre mi cuerpo,
un eco suave que despierta
la pasión dormida en mis venas.
Eres al promesa de un roce,
el calor de una mirada,
la invitación a perderme
en la locura dulce de tu abrazo.
No quiero dormir sin mirar tus ojos,
ni ser sin que me mires;
cambio todos mis días,
todas mis primaveras,
por el milagro sencillo
de que tú me sigas mirando.
Déjame escribirte versos en la piel,
palabras que solo tú entenderás,
y hacerte sentir que este poema
es tuyo, y solo tuyo.
Quiero ser la pausa en tu respiración,
la caricia que te estremece,
el pensamiento que te acompaña
cuando la noche se hace larga
y el deseo se convierte en refugio.
Esta entrega es casi nada y casi todo,
un secreto compartido en la penumbra,
donde solo tú y yo sabemos
que la verdadera intimidad
es mirarnos y reconocernos
en el silencio de nuestros cuerpos.
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