Cuando pasó lo de Valencia, lo primero que sentí fue mucha pena por las personas que les había ocurrido aquello. Nadie debería pasar por una desgracia tan incontrolable como un fenómeno atmosférico que te arrastra. Yo misma viví algo parecido hace un año y medio en las inundaciones de julio de 2023 en Zaragoza. Por suerte para mi, solo afectó a mi área de trabajo, pero el lodo, el agua, el polvo, la desolación que sentí durante meses, esa impotencia se quedó grabada en mi interior y cuando escucho en la radio que vienen lluvias fuertes todavía tiemblo y miro al cielo.
Luego acto seguido me acordé de mi amigo Nacho, el vive en Valencia y este año, su entorno, ya ha vivido varios episodios de lluvias fuertes, pero esta...Le escribí, tardó en responder y yo ya no sabía que pensar, nervios, no podía llamarlo, mi hija me dijo que se habían caído las comunicaciones, que estuviera tranquila que seguro sería eso. Y por suerte...al cabo de unas horas recibí un Whatsapp, estoy bien, por poco.
Hoy doce días mas tarde me ha escrito un e-mail con sus reflexiones. Sus palabras son una mezcla de miedo, alivio y la urgencia de vivir intensamente después de una experiencia tan cercana al peligro.
Le he respondido desde el corazón, recordando que la vida es breve y que, a pesar de las dificultades, seguimos aquí, viviendo y sintiendo:
MI RESPUESTA A ÉL, A TÍ SI TE SIRVE
Leyendo tu e-mail, recordé tu aquel blog de "Escribir como salvación". En el fondo, la vida es eso: el día a día, dejarnos llevar por lo que nos rodea, por esa vorágine que parece acelerarse cada vez más.
Y, ¿qué hubiera pasado si...? Afortunadamente, en esta ocasión, nunca lo sabrás, y consuela pensar que no conocemos nuestro futuro. Lo que tenga que llegar llegará, nos guste o no. Esa pregunta ahora tiene para ti un sentido especial, embriagado de miedo y de un espanto que sólo puede entender quien estuvo cerca de la tragedia. Pero todos nos hacemos, en algún momento, la pregunta de “¿qué hubiera pasado si...?”
Si en vez de estudiar lo que estudié hubiera escogido otro camino.
Si me hubiera quedado en ese lugar de ensueño, aquella playa, esa ciudad, o aquel país.
Si le hubiera dicho a aquella persona que la quería, que quería algo más.
Si hubiera elegido otro empleo, otra pareja, o simplemente no casarme.
Pero toda esa sucesión se eleciones son las que han configurado el "yo" actual, con nuestras virtudes, nuestros vicios, nuestros pensamientos, nuestros gustos, nuestras fobias, nuestra fuerza, nuestros miedos.
A veces, es difícil de entender nuestras propias elecciones, solo nos queda pensar que cuando las tomamos fue porque pensábamos que era lo que necesitábamos, lo que queríamos y en tu caso, porque no, la elección de que ese día no fueras por esa carretera, fue porque los hilos de tu destino, de tu vida tienen otros caminos y otros telares donde tejer y aquella carretera no era tu costura.
Somos humanos y es imposible que no se nos ponga la carne de gallina cuando nos libramos de algo como lo vivido en Valencia, como lo que tú tuviste tan, tan cerca, como lo que esquivaste.
Pero dices bien: "hoy quiero que mi corazón lata lo mas fuerte posible" Esa debería ser nuestra premisa de cada día: intentar vivir. Vivir en su mas amplio significado, vivir sintiendo nuestra propia vida, la vida que nos rodea y la vida que proporcionamos a los que tenemos cerca.
Vivir, debería ser sinónimo de amar, de sonreír, de minimizar las tristezas, de afrontar las enfermedades, de servir de apoyo de quien nos lo pida, de hacer este cambio lo mas sencillo posible, de seguir siendo capaces de sorprendernos con cada amanecer, con cada atardecer, con los días soleados igual que con los nublados.
Vivir, debería ser sinónimo de sentir y hacer que ese sentimiento fuera lo mas bonito posible aunque a veces las circunstancias nos lo pongan muy difícil. Y de eso, amigo mio, te puedo decir que lamentablemente en los últimos meses me estoy convirtiendo en una experta.
Mis días pasan uno tras otro, con la daga de la tristeza encima de mi todo el tiempo. Con las nubes negras atenazándome a cada momento, oprimiendo mi alma. Que mas puedo hacer que lo que hago, servir de apoyo, de oido, de manos para mis seres queridos que están viviendo seguramente su ultima etapa, el declive, ese que se huele, que se siente, que no sabes si será mañana, la semana que viene, en dos meses o tres años, pero sabes que está mas próximo de lo que debiera, de lo que esperabas.
Pienso que normalmente estos trances deberían vivirse de uno en uno y no varios a la vez, pero nadie puede elegir, nadie puede ordenar a la vida, "Para", "Basta", "Cambia el rumbo y dame una tregua"
Yo intento vivir mis días, intento ver ese amanecer, dar las gracias por los colores infinitos que veo en el firmamento taca mañana, esos rojos intensos mezclados con amarillos luminosos y azules vespertinos. Y cuando el día termina, cuando la tarde llega y me siento abatida, cansada, frustrada y muchos días no me queda ni una sonrisa que mostrar ante el espejo, me gustaría hacerme una bolita, hacerme pequeña, desaparecer, que el dolor que me rodea me olvidase, que el mundo mismo me dejara en paz.
¿Y sabes que pasa entonces? Entonces llega la noche, el sueño me vence, y amanece otra vez. Me miro en el espejo, me obligo a sonreír y me recuerdo: "Ánimo, tú estás aquí por ellos. Tu fuerza es su fuerza." Así sobrevivo un día más, intentándolo, aunque mi alma siga oprimida, aunque el mundo parezca querer borrar mi sonrisa. Pero, si pierdo mi sonrisa, sería como perder mi alma, y eso, querido amigo, no nos lo podemos permitir.El alma es lo que nos distingue del resto de seres vivos de este planeta.
Así que, ánimo a ti también. Sigue sonriendo, porque aunque te parezca que solo es una fachada, tu alma deprimida siente cada sonrisa y se vuelve un poquito menos triste.
Y mientras aquí me tienes, aquí estoy, leyendote, escuchándote y siempre contigo.
@SoniaGama65
Ánimo, espejo mañanero que te dice qué bien estás, qué fuerte eres, qué bien vas a afrontar el día y adelante con paso firme...
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