Acróstico III
Aprisionado entre tu pecho
Pecado de dulce manjar
Amaso con delicia tu
Sensualidad
Imaginando tu
Obscena
Necesidad de
Amarme hasta el fin, para
Renacer los dos en un solo ser
APASIONAR
El siroco daba vueltas con un ritmo cadencioso y monótono. Hacía tanto calor que dormir era imposible. La luz de la enorme luna, que se colaba sin permiso por una rendija de la cortina, dotaba a la habitación de una extraña y tenebrosa vida, de sombras alargadas sobre las paredes. Al cabo de un rato de profundo sueño, Tessa comenzó a dar vueltas sobre sí misma, con el pulso y la respiración acelerados. Un sudor frío recorrió su espalda mientras aquella pesadilla se hacía cada vez más real...
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