Un trabajo formal
Nervios, expectación por fin es mi primera entrevista de trabajo sería después de…en realidad de siempre, me presento a un trabajo totalmente diferente, aun trabajo de oficina para una gran empresa.
La verdad es que estos dos años y medio desde que salí de la universidad no han estado mal, he trabajado y he aprendido, medio año en una buena agencia de viajes, luego un año en la recepción de un camping y otro de animadora turística, pero reconozco que siempre me queda ese regustillo de que puedo conseguir algo mejor, algo más serio, más profesional. Sino ¿para que me sirve haber ido a la universidad y hablar cuatro idiomas? si resulta que solo hago juegos, fiestas y concursos para que los veraneantes se lo pasen bien.
De acuerdo, son veraneantes ingleses, alemanes, franceses, rusos, españoles, holandeses un popurrí de lo más vario pinto y es divertido y me da la posibilidad de conocer a la gente estupenda. Pero estoy harta, hago amistades y a los quince días o un mes como mucho se van y vuelta a empezar.
Nada, creo que he tomado la decisión correcta, este trabajo con proyección de ventas fuera de España parece interesante, además es una empresa alemana con lo cual podré seguir hablando idiomas.
¡Madre mía! Cinco horas de test sicotécnicos, y digo yo que para qué tanto, para que narices servirán, ¿realmente mis respuestas les dirán algo?
Y de colofón entrevista con el director Gerente de la empresa. Por suerte ya no soy tan ingenua como cuando comencé en la agencia de viajes, así que espero que me traten con respeto.
Una hora más tarde ya he salido de mi entrevista con el Gerente de esa empresa. Era un hombre peculiar, grande, muy grande y con perilla lo que le daba un aspecto muy alemán, aunque no estoy segura si nació en España o si vino a vivir aquí desde muy pequeño.
Creo que se ha quedado sorprendido por mi fluidez hablando alemán. En fin, si me cogen bien y sino igual, total ya tengo trabajo para irme a las islas de animadora, un año mas no me matará. Y ya se lo he dejado bien clarito, si el martes como muy tarde no me dicen algo, el miércoles me voy a Canarias.
El mismo lunes me llaman para decirme que el puesto es mío. Alegría, emoción, satisfacción y un montón de sentimientos de felicidad desbarajustan mí interior. Por fin un trabajo de verdad, nada que ver con el turismo, con esas largas jornadas haciendo que disfrute todo el mundo de su tiempo libre.
Pasados los años, muchos, más de los que en un principio hubiera imaginado sigo en ese trabajo serio, pero ahora mi pregunta, mi duda es otra. ¿Realmente mi trabajo de juventud no era un trabajo serio? ¿Qué puede haber más serio que hacer que la gente se divierta y te lo agradezcan con una sonrisa día a día.?
Todo es relativo, todo tiene su momento, lo único que cuenta es disfrutar de lo que se hace en cada instante porque a la larga eso es lo que nos llena de felicidad.
Ahora siento añoranza de ese tiempo, de esa época en la que me comía el mundo, en la que nada me impedía hacer lo que yo quería, porque solo era yo, aunque ahora mi felicidad es otra, basada en pequeñas cosas del día a día y tampoco la cambio por nada, lo vivido, ¡vivido está.!
El pasado es una lección que me ha hecho llegar hasta este presente. No hay lamentos, solo sonrisas y buenos recuerdos.
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