Mi destino junto a ti

Besarse como locos, comerse de ganas, mirarse reconociendo se el uno en el otro, para seguir encontrándose en cada sueño.

 

En aquel momento éramos más jóvenes sí, pero la edad nada tiene que ver con el juego del amor, la ilusión o la pasión.

La edad solo es un número, un estado mental. Yo prefiero ese estado maravilloso, loco e incomprensible que resulta de las ganas acumuladas por la espera, por las fantasías, por los sueños que corren por la cabeza, el corazón y las venas.

 

Después de meses de encuentros furtivos, de encuentros por casualidad tú me preguntaste si quería salir contigo, si quería ir más allá.

 

Recuerdo la alegría del momento, el subidón de saber que me querías y no solo eso, sino que querías intentarlo conmigo.

 

-Déjame pensarlo, te lo diré, fue mi respuesta.

 

Cuando la decisión estaba ya tomada. Fue el miedo a lo que podía pasar, el miedo por las comparaciones de situaciones vividas que por un segundo me inundó, pero comprendí que justo tú eras quien siempre había aparecido en mis sueños, comprendí que desde el principio mi corazón lo tenía claro y ya te había elegido a ti. Así que ¿Por qué hacerte esperar?

 

-Sí, te dije.

 

Y en ese mágico instante en tus ojos advertí tu amor y el mío, tus ganas y las mías, mi destino junto a ti.

 

Y hasta hoy ya van más de veintisiete años intentándolo, viviendo y soñando en la misma almohada un amor de pasiones, ilusión y cariño que cada mañana se hace real al despertar junto a ti.